sábado, 29 de septiembre de 2007
Marcha en Tribunales
lunes, 24 de septiembre de 2007
Tiene otro tema para preocupa
LA JUSTICIA RATIFICO LOS PROCESAMIENTOS CONTRA EL PRESIDENTE DE ÑULS
Además de la pésima campaña del equipo, López será sometido
a juicio oral por delitos tributarios relacionado con la
venta de jugadores. Le decretaron un embargo millonario
Por Alejo Diz
Irregularidades detectadas por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) en las transferencia de Diego Mateo, Maximiliano Rodríguez, Claudio París, Lucas Bernardi y Damián Manso llevarán a Eduardo J. López a juicio oral, de acuerdo a lo resuelto por la Cámara Federal de Apelaciones, que el pasado 7 de agosto dejó firme su procesamiento, le decretó un embargo sobre sus bienes de 870.000 pesos y le revocó un sobreseimiento que, en primera instancia, había dictaminado el juez federal Germán Sutter Schneider. López es juzgado en su calidad de presidente de Ñuls y bajo la "presunta comisión del delito de apropiación indebida de tributos previsto y penado por el artículo 6º de la Ley Nº 24.769", de acuerdo a lo expuesto por la resolución de la Cámara a la cual tuvo acceso en forma exclusiva Rosario/12.
Como diera cuenta este diario en su edición del 4 setiembre de 2006, el juez federal Sutter Schneider había procesado a Eduardo López por evasión fiscal en la transferencia de jugadores de Ñuls. Entre sus resoluciones, el magistrado procesó al mandamás del parque Independencia por retenciones indebidas al fisco producidas en las ventas de Diego Mateo y Maximiliano Rodríguez, como así también ordenó trabar embargos sobre sus bienes por casi un millón de pesos. Además, Sutter Schneider había ordenado sobreseer a López en los cargos de supuesta infracción de la Ley Penal Tributaria 24.769 sobre la transferencia de Diego Crosa, como así también en la causa iniciada por motivos similares respecto a las negociaciones realizadas con los pases de Claudio París, Lucas Bernardi y Damián Manso.
Todas estas medidas estuvieron bajo revisión de la Cámara Federal de Apelaciones, que resolvió ratificar su procesamiento librado por la sospechas de irregularidades en las transacciones de Mateo y Rodríguez, decretar su embargo, ratificar por "prescripción" el expediente abierto por el caso de Crosa, y revocar la "extinción de acción penal" sobre las operaciones libradas con París, Bernardi y Manso, dejando firme así su procesamiento por estas negociaciones.
Los delitos a los cuales se investiga a López están reunidos en la causa Nº 604/01 por infracción a la Ley Penal Tributaria, y repartidos en el expediente en cuatro puntos, todos ellos tratados oportunamente por el Juzgado Federal Nº 4. En el primero de ellos, el juez de primera instancia resolvió el procesamiento de López "en su carácter de presidente de Ñuls" por la "presunta comisión del delito de apropiación indebida de tributos previsto y penado por el artículo 6º de la Ley Nº 24.769, en dos oportunidades, por las sumas de 143.490 y 717.240 pesos, retenidas en el marco de las transferencias de los jugadores Mateo y Rodríguez respectivamente", de acuerdo a lo descripto por la resolución. Al respecto, la Cámara Federal de Apelaciones ratificó el pasado 7 de agosto dicho procesamiento.
El segundo punto tratado por el tribunal federal daba cuenta de un embargo establecido por el juez sobre los bienes de López por el monto de 870.000 pesos, atento al supuesto daño causado al fisco por el mandamás leproso. Esta medida también fue ratificada por la Cámara.
La tercera resolución firmada por Sutter Schneider disponía "declarar la extinción de la acción penal por prescripción en relación al delito de apropiación indebida del importe correspondiente al impuesto a las ganancias por la transferencia de los derechos federativos de Diego Crosa al Real Betis de España por la suma de $105.380,18 y, en consecuencia, sobreseer a Eduardo López en la presente causa". El sobreseimiento quedó firme por los miembros del tribunal, siendo ésta la única medida a favor del mandamás rojinegro. Por tal, la Afip ya nada podrá objetarle a López sobre le operación que desembocó, oportunamente, en el arribo del mayor de los hermanos Crosa al fútbol español.
El punto cuatro de la resolución es el más relevante, atento a que la Cámara de Apelaciones ordenó revocar el fallo de Sutter Schneider, que al igual que el tercer apartado había dispuesto el sobreseimiento de López. En su momento el juez declaró "la extinción de la acción penal por regulación en relación al delito de apropiación indebida de tributos en los casos de las transferencias de París, Bernardi y Manso". Muy por el contrario, los jueces de Cámara revocaron la disposición del magistrado, haciendo otra interpretación de la Ley, dejando sin efecto el sobreseimiento y decretando así su procesamiento, que al igual que en el caso abierto por Mateo y la Fiera Rodríguez, quedó firme.
"Con esta resolución López tiene que ir a juicio oral y su situación es muy comprometida", apuntó una fuente judicial que siguió de cerca el expediente. El tribunal estuvo compuesto por tres miembros, de los cuales votaron dos a favor de estas medidas: la ratificación del procesamiento por Mateo y Rodríguez, el decreto de embargo, el sobreseimiento sobre el pase de Crosa y la revocación del sobreseimiento dictaminado en las ventas de París, Bernardi y Manso para procesarlo también por estas negociaciones. El fallo de la Cámara fue firmado por los jueces José Toledo (en disidencia), Fernando Barbará y Elida Vidal.
La disputa de la barra de Newell’s sube en violencia y se libra en la calle
Hace años que los enfrentamientos en la barra brava de Newell’s Old Boys registran niveles de violencia en ascenso. Pero nunca tan exaltados como ahora. La contienda es incesante y a cielo abierto. La calle es el teatro del choque de las facciones que pugnan por hacerse del control de la hinchada en una batalla en donde tanto los que avanzan como los que se repliegan lo hacen a tiro limpio. Dejando muertos y heridos en hechos con dos persistentes cualidades. La primera es que sus motivaciones no se explican o se presentan como “confusas”. La segunda es que no hay un solo hecho esclarecido.
El conflicto en la hinchada rojinegra desborda los límites de esa institución. Es ya un problema de seguridad pública: se despliega en toda la ciudad y afecta a personas ajenas al combate. Hace dos años hubo una muerte en el propio Coloso, pero también en barrio Las Flores y, hace dos semanas, en un Fonavi de zona sur. Esta última tuvo su preaviso en la sucesión de tiroteos entre bandos que se registran hace tres meses. En los que hace menos de un mes, a modo de ejemplo, terminó baleado un ex comisario.
El crimen reciente. No por casualidad las refriegas tienen un halo fantasmal. Todos los hechos violentos vienen acompañados por contradictorias desmentidas que más que desacreditar parecen reforzar la verdad de los sucesos. Pasó el domingo pasado con la renuncia del entrenador Pablo Marini. La cruenta y amenazante embestida de caciques de la barra dentro del vestuario, tras la derrota en el clásico, detonó la dimisión del técnico. Los testigos lo cuentan con detalles pero sólo en susurros.
El 8 de septiembre Marcelo Martín Coria, de 26 años, compraba una gaseosa en un quiosco en el Fonavi de Alice y Lamadrid, donde la barra leprosa tiene predicamento, pintadas y referentes. Allí fue blanco de una ráfaga de proyectiles de calibre 9 milímetros. Uno de ellos le atravesó la cadera y lo mató. Otros quedaron marcados en un árbol y en un cantero. Todos los vecinos sostuvieron con énfasis que Coria no era un barrabrava. Pero su final, aunque eso sea cierto, se atribuye a los ajustes de quienes libran luchas en la barra en estos días. La policía, incluso, maneja con firmeza que Coria era un segundo del actual conductor de la barra, cuyo liderazgo está en disputa. Coria, que estaba solo, fue víctima de un ataque por la espalda, sin afán de robo. Si esta muerte tuvo otra motivación nadie la explicó todavía.
El desafío. Roberto Pimpi Caminos comanda hace cinco años la hinchada rojinegra. El 30 de junio pasado fue internado en el sanatorio Plaza con dos tiros en las piernas. Le dispararon cuando bajaba de su Peugeot 206 en Santa Fe y España. Adujo que sus agresores se movían en bicicleta. No le quitaron plata ni otras pertenencias. Como ocurriría con Coria dos meses más tarde, se trató simplemente de una descarga a la pasada.
Un mes y medio después del ataque a Pimpi, entre el 13 y el 15 de agosto, el objetivo de otro ataque a tiros fue Marcelo Lalo Latorre, un edecán del capo rojinegro. Latorre niega que esto haya ocurrido.
Un sector que ambiciona destronar al Pimpi es la Barra del Tanque, así conocida porque sus dominios abarcan la zona del destacamento 24º, sobre Grandoli, donde hay un enorme tanque de agua potable. Por allí vive Walter Alejandro Paré, el rusito, de 26 años, ligado por blasones familiares a la barra de Newell’s. Aunque su padre, Oscar Paré, el Mono, es un viejo capo tribunero que proclama con rezongos no tener ya nada que ver con la barra.
El Rusito Paré es un alfil del grupo que aparece como antagonista del batallón del Pimpi. No hace aún un mes, el 28 de agosto, le estaba mostrando un Peugeot 206 al comisario retirado Carlos Olivieri en Virasoro y pasaje Pampa. En eso estaban cuando, según Olivieri, dos pibes parapetados de atrás de una columna le dispararon. La bala, de calibre 9 milímetros, lesionó el brazo de Paré y dio en el abdomen de su interlocutor. “No dudo de que esto no era para mí”, decía el ex comisario. El Rusito, a los 16 años, disparó contra un colectivo causando la muerte de Miriam Ruiz Díaz, una mujer que iba con su hija en brazos. Fue el 4 de octubre de 1999
Hechos fantasmales. Muchos parecen episodios con cualidades espectrales: se producen, son negados, pero no cesan. De vez en cuando un herido o un muerto emergen sobre ese silencio impuesto por una malla de poderosas complicidades. La trama de ese ocultamiento la desgrana un oficial en actividad con muchos años en la zona próxima a donde murió Coria y fue baleado el Rusito.
“No hay sostén jurídico para aclarar estos hechos. Al tener estas personas conexiones con gente poderosa las pruebas se liquidan a minutos de nacer”, dice el oficial a La Capital. “Te llaman a la seccional, te frenan el libro de guardia en 10 minutos y no pasó nada. Todo arreglado. Sin acta no hay causa penal. Lo mismo a nivel hospitalario. En el destacamento del Heca en casos así no comunican nada. Los sanatorios privados tienen tienen la obligación legal de reportar a las seccionales los casos en que hay heridos de arma de fuego. Establecer cómo ingresó, a que hora, con quien, en qué circunstancia, qué médico lo asistió. Pero se oculta. Porque los intereses para hacerlo son muy fuertes. Y las represalias en caso contrario también. El que se empecina en esclarecer hechos así en Rosario hoy queda afuera de la policía”.
No hay, en efecto, ningún caso esclarecido.
El combate. Pimpi Caminos se erigió como jefe tras doblegar a varias facciones en disputas con olor a pólvora. El 28 de abril de 2002 se atribuye a sus seguidores haber corrido a tiros de la tribuna a un antiguo líder, Oscar Cacho Lucero, en un partido con Unión. A esto sucedió una emboscada, que fue un diluvio de tiros, cuando el grupo del Pimpi y cabezas de la hinchada de Independiente comían un asado en Italia y Virasoro el 16 de marzo de 2003.
Detrás, entre otros incidentes más graves, el 24 de abril de 2002 quedó un hecho jamás aclarado. Tres desconocidos entraron a la casa del intendente del polideportivo de Ñuls en Bella Vista, Daniel Cáceres, y le asestaron cinco puñaladas. Cáceres quedó internado en terapia intesiva y conectado a un respirador. La policía habló de un robo, aunque no había faltado nada de su casa del Fonavi de Rouillón y Seguí.
Tampoco se encontró culpable al asesinato de Gonzalo Javier Ferraro, de 21 años, que recibió un tiro en el banderazo del 17 de febrero de 2005, en pleno estadio. Darío Alberto I., de 33 años entonces, estuvo preso 21 días. Salió por falta de mérito.
La muerte de Nazaret. Correrlo a tiros del parque Independencia aquella vez no fue la última violencia contra Cacho Lucero. Dos años más tarde, el 16 de junio de 2004, fueron a buscarlo a su almacén de barrio Las Flores, a la altura de Dorrego al 6300. Estaba conversando en la puerta con su empleada cuando un balazo en la cabeza hizo desplomar a la mujer.
Se llamaba Nazaret Melgarejo, tenía 31 años y murió en el acto. La policía apresó a dos adolescentes y dijo que el móvil del ataque había sido una represalia por un intento de robo frustrado del día anterior.
Lucero refutaba con elocuencia esa explicación. “Me vinieron a intimidar los matones de la barra de Newell’s. Esto se tiene que terminar, por apretarme a mi terminaron matando a una madre de cuatro chicos”, le dijo Cacho a este diario. Aquella vez que Lucero terminó desplazado de la barra a tiros en la cancha un portavoz policial decía a La Capital algo que presagiaba un futuro ingrato. “Hay gente muy pesada que acumuló mucho poder. La plata que reciben es el problema de todo”. l
http://www.lacapital.com.ar/2007/09/23/policiales/noticia_418256.shtml
http://www.lacapital.com.ar/2007/09/23/policiales/noticia_418257.shtml